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buena parte de la historia de la literatura erótica.
Fanny Hill: memorias de una cortesana
Lo que para algunos es o fue excitante no lo es para otros; lo que una cultura consideró natural otra lo juzga impuro. Las gradaciones de lo erótico son absolutamente culturales y, más aún, personales, así que desde la perspectiva éstas son las conjeturas que aventuro.
Como preámbulo podríamos referir la noticia de que algunas tablillas sumerias, en lenguaje cuneiforme, ya refieren las gratificaciones de la carne, confiriéndoles la virtud de regalo divino y algunos textos que no son propiamente eróticos, pero que también contienen loas a la unión de los sexos.
Textos antiquísimos de carácter sagrado evocaban el ayuntamiento carnal como la manifestación del origen de la vida y como don de los dioses.
Entre éstos algunos pasajes del Rig Veda, el Atharva Veda y el Upanishad y todas las tradiciones expandidas por la tierra vinculadas a los ritos de fertilidad.
Dejando un poco de lado la narrativa, acomodaré ahora los textos que en su inicio fueron manejados por “médicos” o que estuvieron destinados a mejorar la salud carnal de los que fuera necesario se ayuntasen, algunos de ellos.
—como el Kamasutra
— fueron llamados por Lo Duca de “erotismo posicional”.
Aquí cabría también el Anangaranga , por citar los más famosos textos hindúes; los Diálogos del emperador de la China , los Manuales de alcoba
—también chinos—
y el Arte de amar de Ovidio, aunque de los chinos podríamos seguir acomodando textos de esta índole , siendo uno de los más famosos Los discursos de la joven sencilla; enumeraríamos también los Shungas japoneses ,10 piezas que conjugan la pintura y la enseñanza y habría que hacer notar que del archipiélago también se podrían acumular títulos de índole educativo, muchos de ellos conocidos con el nombre genérico de “libros de almohada”; un “refrito” árabe de los manuales hindúes, El jardín perfumado del jeque Nefzawi; un Kamasutra español y el también español Speculum al joder
—compendio de remedios, recetas y posiciones.
Luego colocaría los textos escritos por hetairas y sus herederas, textos propiamente didácticos: los míticos Academia de elocuencia y Arte amatorio de Aspacia de Mileto y los Manuales sexuales de Elefantis y Filenis de la Roma ; La escuela de mujeres atribuida a Françoise d’Aubigné. Por último, debido el carácter reivindicatorio del gozo de la sexualidad femenina con que se lee, bien podríamos acomodar en esta sección el clásico de Erica Jong, Miedo a volar.
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